A lo largo del día se suceden momentos donde la música aparece, ya sea cuando ves la televisión, escuchas la radio o escuchas en Spotify tu canción favorita, siempre vamos acompañados de una banda sonora personal la cual varía según nuestros estados de ánimo, por ejemplo, cuando vas de fiesta nuestra banda sonora es más animada que cuando estás tranquilamente hablando con tus amigos.

En esta entrada nos vamos a centrar en cómo afecta la música en los más pequeños, como redacta el Instituto de Aprendizaje y Neurología de la Universidad de Washington

Exactamente ciertas melodías mejoran el procesamiento cerebral de pequeños de nueve meses, tanto en lo que se refiere a la música como a nuevos sonidos del habla […] sugiere que experimentar patrones rítmicos musicales mejora la habilidad de detectar y predecir patrones rítmicos del habla. Esto significa que escuchar música en edades muy tempranas puede tener un efecto global en las habilidades cognitivas de los bebés.

A su vez, se asegura que un buen entrenamiento musical a edades tempranas favorece el desarrollo de las habilidades perceptivas de los diversos sonidos musicales, esto trae consigo beneficios respecto al aprendizaje del habla.

¿Cómo se procesa la música?

Como redacta la página web “Hablemos de Neurociencia”, la música se procesa de la siguiente manera:

La música entra por el oído hacia la cóclea, donde produce vibraciones en la membrana basilar, transformando las ondas musicales en actividad eléctrica, ésta se transmite hacia regiones talámicas y subtalámicas, como la formación reticular del tálamo, el complejo olivar superior y los colículos inferiores.